¿Qué hubieran representado 14 millones de dólares para el poderoso FC Barcelona, valuado por la revista Forbes en casi 5,000 millones de dólares?
Una minucia, acaso mera morralla, para un club que se habituó a comprar futbolistas por encima de los 100 millones y que si tenía que pagar algo por debajo de los veinte apenas era como comisión a algún representante o, colmo del absurdo, para compensar a una empresa para que denigrara en redes sociales a sus propios futbolistas.