Cuando en 2015 Jürgen Klopp se desvinculó del Borussia Dortmund podía ver hacia atrás el tipo de logros soñados por un director técnico humilde: haber ascendido a la Bundesliga al modesto Mainz, haber conseguido arrebatar al Bayern Múnich dos títulos ligueros con el Dortmund, incluso llegando a disputar una final de Champions.