Por Alberto Lati, 29 de mayo, 2018
“Nunca, nunca, nunca después de Hillsborough, me hables de noche desgraciada. Ni con bloody Karius, ni con bloody Bale, ni con bloody, maldito, hijo de…, lo que sea Ramos!”, el diálogo nasal, en el más profundo acento de Liverpool, el scouser, saturaba el restaurante del aeropuerto de Kiev.