Por Alberto Lati 04 de febrero, 2016
Hay algo en común entre los mega-eventos deportivos organizados por Rusia y la creciente capacidad monetaria del futbol chino: el deseo de complacer a la máxima autoridad del país, la necesidad de pagar cierto cover por ingresar o permanecer en un exclusivo club, el mecanismo para alinearse con la voluntad expresada desde lo más alto del gobierno.