Por Alberto Lati 20 de mayo, 2016
Algún consejero, que tampoco necesitaba ser el más audaz o visionario, debió de haber advertido al gobierno español: el camino más corto para promover algo que no se desea, es prohibiéndolo; siendo tajante e inflexible en su refutación; advirtiendo a los aficionados barcelonistas de que serán cateados antes de la Final de la Copa del Rey para evitar que introduzcan banderas esteladas a las gradas.