Por Alberto Lati 06 de enero, 2017
Una costumbre, la de jugar cada cuatro días, que en su momento implicó demasiados quebraderos de cabeza al medio futbolístico: otro desafío físico, planteles más vastos, la necesidad de preparación e implicación mayor a todo nivel; puede decirse que ahí nació la genuina profesionalización, el ser futbolista a tiempo completo.