Por Alberto Lati, 03 de julio, 2017
Una frase ajena y quebradiza que dudé fuera dirigida hacia mí: We can talk little?
No obstante, tras repetirse otra vez y darme cuenta de que no había nadie más en unos metros a la redonda, de que quien la pronunciaba no tenía teléfono cerca del rostro, entendí que yo era el destinatario.