Por Alberto Lati, =1 de agosto, 2017
¿Cuánto tiempo ha de pasar para que quien contra su voluntad se ha mudado, llame hogar a su nueva casa? ¿Cuánto para que se resigne a que no volverá a su tierra natal? ¿Cuánto para no amanecer con nostalgia? ¿Y si ya ni siquiera existe el sitio del que se escapó?, ¿y si ya se convirtió en aldea fantasma?