Por Alberto Lati, 21 de agosto, 2017
Ni el cuadro más agudo de campeonitis contemplaba un escenario que viera al Guadalajara en el sótano general transcurridas cinco jornadas. Incapaz de ganar todavía, con su línea defensiva vulnerable, con su ataque en especial estéril y, peor todavía, con un preocupante delirio de persecución.