Por Alberto Lati, 25 de junio, 2018
Premio ambicionado por el común de los filósofos a lo largo de la historia: ser dueño de su destino. Mucho o poco, eso se ha ganado el Tri tras dos victorias en igual número de partidos en Rusia 2018. México lleva mano en su grupo y sólo a partir de lo que haga, Suecia y Alemania buscarán acomodarse.
Podemos imaginar a Juan Carlos Osorio haciendo del Casio de Shakespeare para pedir a sus jugadores aplomo en el último cotejo de la primera ronda: “¡No está en las estrellas definir nuestro destino, sino en nosotros mismos que consentimos en ser inferiores!”: pues eso, brincar a la cancha convencidos y no apocados, justo lo que ya se hizo dos veces.