Por Alberto Lati, 05 de Octubre, 2018
Subíamos y bajábamos por las colinas del barrio intelectual de Río de Janeiro, Santa Teresa, mientras el célebre politólogo brasileño, Mauricio Santoro, me explicaba: “A los presidentes a los que nosotros tenemos cariño o simpatía, los llamamos como a un tío favorito, por el nombre o con un apodo… Justo como hacemos con los futbolistas. Recuerda que con los presidentes de la dictadura, con los militares, a los impopulares, sólo nos referimos a ellos por nombre completo o apellido”.