Hay buenas razones para desear que los dos mariscales de campo se coronen este domingo. Razones que, curiosamente, son en específico contrarias: si con Peyton Manning anhelamos el cierre dorado a la carrera de alguien que cambió este juego, con Cam Newton pretendemos el primero de muchos trofeos para quien luce llamado a cambiarlo todavía más; si en el de Broncos hallamos el clásico liderazgo sereno de un quarterback, en el de las Panteras se desdobla la mayor explosión de pasiones que se recuerde desde esa posición; si con el de Denver visualizamos la coyuntura decisiva para limitarlo a tritura-récords o elevarlo a ganador, con el de Carolina entendemos que si ha de consagrarse en el nivel que proyectó durante toda la temporada, es este domingo o acaso no será.