Por Alberto Lati, 01 de septiembre, 2017
Fue en Malasia, tan lejos de ese polvorín en el Medio Oriente en el que se ha convertido Siria. Fue en Kuala Lumpur, 7,300 kilómetros al oriente de Damasco, justo a donde esa selección tendría que mudar su casa: de ser anfitrión ante el oleaje del Mediterráneo a hacerlo en el Estrecho de Malaca.