Voluntad de paz o mero camuflaje para continuar con su carrera armamentista? Entre esas dos premisas se debaten los análisis tras los sorprendentes anuncios de las dos Coreas de cara a los Olímpicos de invierno de Pyeongchang: que a diferencia de lo acontecido en los últimos Juegos en Corea del Sur, Seúl 88, cuando los norcoreanos boicotearon e instaron a sus aliados a hacerlo (no acudieron Cuba ni Albania), sí participarán; que aceptan un desfile conjunto como sucediera en Sídney 2000 y Atenas 2004, bajo la bandera de la unificación que consiste en el mapa de toda la península coreana; que se ofrecen para competir unidos en alguna disciplina, siendo la más factible el hockey sobre hielo (algo que no agradó al entrenador sudcoreano); que invitan a los atletas de los dos países a recorrer simbólicamente la tensa zona desmilitarizada que los separa; que enviarán una delegación de hasta 500 integrantes, incluida la banda favorita de porristas femeninas del presidente Kim Jong-un; que ofrecen una instalación para que albergue alguna competencia, permitiendo que sea el primer evento realizado en dos países que siguen en guerra.
Corea del Norte y su coqueteo olímpico
Por Alberto Lati, 18 de enero, 2018