Por Alberto Lati, 16 de enero, 2018
Todo un atrevimiento, casi una herejía, someter a comparación a la mayor deidad que haya practicado un deporte, en Río 2016 al fin nos aventuramos algunos con Nadia Comaneci.
La abrumadora superioridad de Simone Biles, su desempeño en numerosas pruebas, su capacidad para llevar a ese deporte a niveles nunca antes vistos, propiciaban que se tejieran no pocos paralelos con la Nadia que deslumbró en Montreal 76.