Por Alberto Lati, 11 de abril, 2018
Regla que difícilmente falla: unas veces por conveniencia, otras por genuina pasión, pero cuanto más extremo se presenta un político, más vinculado parece al futbol.
Con Viktor Orbán, recientemente reelegido Primer Ministro húngaro, se da una mezcla de los dos casos: sí, es un fervoroso aficionado e imposible dudar cuánto ama a este deporte, aunque al mismo tiempo ha sabido fortalecer su posición ultraderechista y ultranacionalista a través de la retórica con el balón de por medio.